lunes, 19 de mayo de 2008

Articulo Nº 2



HIPERACTIVIDAD


¿Qué es?


Comencemos por
definir lo que es la hiperactividad o lo que es más exacto de qué hablamos cuando se diagnostica a un niño de déficit de atención con hiperactividad. Para que nos entendamos, esto quiere decir que es un niño muy inquieto y al que le falta la atención de una forma muy llamativa.
La
hiperactividad de los niños es considerada como normal, cuando se produce dentro de una etapa de la vida infantil alrededor de los dos o tres años. El que un niño sea inquieto no tiene nada que ver con la sintomatología que hoy vamos a abordar en esta información. La falta de atención y la inquietud constante en el niño son síntomas que, por lo general, los padres comentan primero al médico de atención primaria, con frecuencia alertados por los profesores y educadores.
Este trastorno ha recibido muchos nombres en el pasado, daño o disfunción cerebral mínima, hiperkinesia,
hiperactividad y déficit de atención…. Pero en realidad todo ello engloba una alteración importante de la atención que, muy a menudo, se da con una extrema actividad en el niño…
El porcentaje de niños con este problema se estima entre el 5 y el 8%, entre los niños en edad escolar, siendo seis veces más frecuente en los varones.

TRASTORNOS ASOCIADOS


Además, aproximadamente, el 40% de los niños con este trastorno tienen dificultades en el aprendizaje, lo que motiva, si no es
tratado adecuadamente, el abandono de los estudios en la adolescencia. Y casi el 50% de estos niños tienen asociada alguna alteración psiquiátrica, sobretodo problemas de ansiedad, con rabietas y miedos o depresión y baja autoestima, en un 20% de los casos, también trastorno de oposición en un 25% y todo tipo de trastornos de conducta. La baja autoestima, está presente al menos en un 25%. Presentan también mayor riesgo de presentar conductas antisociales en la adolescencia, especialmente si se da en familias de riesgo ( abuso de drogas, alcoholismo, violencia).
Aunque la sintomatología mejora notablemente con la edad, los síntomas pueden
persistir en la edad adulta, hasta en un 40 a 60% de los casos.


Causa

Existen factores biológicos y genéticos. Entre los no genéticos podemos hablar de complicaciones prenatales, peri natales y postnatales.
Se sabe que predispone a
padecer el trastorno el consumo materno de alcohol y drogas, incluso de tabaco... también influye el bajo peso al nacer, la anoxia, lesiones cerebrales, etc... Los factores ambientales pueden contribuir a su desarrollo aunque no hablaríamos en este caso de etiología pura. Las psicopatologías paternas, el bajo nivel económico, la marginalidad, el estrés familiar, en fin, un entorno inestable podría agravar el trastorno.
Por otra parte desde el punto de vista genético, todos los estudios inciden en que la existencia del mismo trastorno en hermanos es de un 17 a un 41%. En
cuanto a gemelos univitelinos el porcentaje de trastorno común es hasta del 80%. Si el padre o la madre ha padecido el síndrome sus hijos tienen un riesgo del 44% de heredarlo.
Parece que existe una
disfunción del lóbulo frontal y por otra parte desde el punto de vista neuroquímico existe una deficiencia en la producción de importantes neurotransmisores cerebrales. Los neurotransmisores son sustancias químicas que producen las neuronas, es decir las células nerviosas. Para que se produzca una buena comunicación entre las neuronas y todo funcione normalmente debe existir la cantidad adecuada de determinados neurotransmisores que en este caso son la dopamina y la noradrenalina. En el niño con TDAH existe una producción irregular en estos dos neurotransmisores y, por ello, la medicación que se les da y de la que hablaremos más adelante, está orientada a regularizar la producción de esas sustancias...
Con los adelantos científicos actuales es posible visualizar el funcionamiento del
cerebro como vemos en esta imagen realizada por PET ( tomografía por emisión de positrones) en la que se ven dos cerebros.
Es por esto básico, y dada la
importancia de este trastorno, que sepamos distinguir perfectamente un niño inquieto, de un niño con trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, para poder abordar lo antes posible el tratamiento adecuado.
Diagnóstico
Empezaremos por ponerle un
nombre que es el que se utiliza en la actualidad. Se le denomina, trastorno por déficit de atención con hiperactividad aunque también existen tipos de trastornos de atención sin que se evidencie un exceso de actividad.
Antes de
enumerar los síntomas, tal y como han sido descritos por la sociedad americana de psiquiatría, para considerar el trastorno como tal, hablaremos de cómo son estos niños para sus padres: en principio y como regla general, son niños cuyas madres siempre suelen estar, como aquella película “ al borde del ataque de nervios”. Son niños que desde que nacen están dando la lata, no duermen bien o lloran, o son espabiladísimos y enseguida se levantaban de la cuna… parecen muy inteligentes porque suelen hablar mucho y con desparpajo, y aparentemente su desarrollo ha sido normal…. Simplemente es un niño insufrible al que no podemos llevar a ningún lado, agota a todo el mundo, desquicia a la familia y no para quieto ni un minuto.
Cuando empieza la etapa
escolar comienzan los fracasos. Los maestros se percatan de que no presta la más mínima atención, hasta el punto de que a veces son enviados al otorrino para realizar una audiometría porque parece estar “ sordo”.
Pasamos ahora a
enumerar los síntomas que deben darse, como mínimo 6 de ellos, y que están enumerados en el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales de la sociedad americana de psiquiatría: DSM IV.
Síntomas de desatención
A
menudo no presta atención a los detalles, tiene errores por descuido y el trabajo escolar suele ser sucio y desordenado.
Tiene dificultades para
mantener la atención, incluso en los juegos.
A menudo, parece no escuchar
cuando se le habla directamente, parece tener la mente en otro lugar o como si no oyera.
No finaliza tareas escolares, pasa de una
actividad a otra sin terminar la anterior. No sigue instrucciones ni órdenes.
Dificultad para
organizar tareas y actividades.
Evitan situaciones que exigen una dedicación
personal y concentración ( por ejemplo, tareas de papel y lápiz)
A
menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades ( por ejemplo, ejercicios escolares, juguetes, lápices, libros, etc.) y suelen tratarlos sin cuidado.
Se distraen con
facilidad ante estímulos irrelevantes, pueden dejar las tareas que están haciendo para atender ruidos o hechos triviales que son ignorados por los demás (una conversación lejana, el ruido de un coche,...)
Son olvidadizos en sus tareas cotidianas ( olvidan el bocadillo, los deberes, la hora del partido, etc.)
Bien hemos visto los criterios que se consideran para tener un grave problema de atención, veamos ahora los síntomas de la
hiperactividad e impulsividad que coexiste con la falta de atención la mayor parte de las veces.
Síntomas de hiperactividad

Suele mover en exceso manos y pies y se retuerce en su asiento.
A
menudo abandona su asiento en clase o no es capaz de estar sentado cuando debe.
Corre o salta en situaciones en las que resulta inadecuado hacerlo.
Experimenta dificultades para jugar tranquilamente o dedicarse a actividades de ocio.
Parece estar siempre en marcha, como si tuviera un “ motor”.
A
menudo habla excesivamente.
Dan respuestas precipitadas, antes de que las preguntas se acaben de formular.
Puede tener dificultades para
aguardar su turno en cualquier situación.
También suele entrometerse o
entorpecer los asuntos de los demás, tocan cosas que no deben, hacen payasadas…

Según el DSM IV existen varios subtipos de TDAH, según predomine la desatención o la hiperactividad:


~ Tipo predominantemente COMBINADO: Cumple los criterios de atención y de hiperactividad.
~ Tipo predominantemente HIPERACTIVO: Cumple los criterios de
hiperactividad pero no llega a los necesarios de falta de atención.
~ Tipo predominantemente DE ATENCIÓN: Cumple al menos seis de los criterios de déficit de atención, pero no los de hiperactividad.
El más común es el combinado y, en las niñas, parece predominar el de inatención.
En los tipos combinados, la hiperactividad e
impulsividad hacen que, con bastante frecuencia, sufran accidentes, puesto que no son capaces de calibrar los peligros de sus acciones.. (cruzar en rojo, patinar en terrenos no adecuados, lanzarse con la bici por una cuesta muy empinada, etc..)
Esta falta de
atención y exceso de actividad suelen producir también problemas graves en el aprendizaje, aunque su capacidad intelectual sea normal o superior, y precisamente ese fracaso escolar, suele ser el principal motivo por el que acuden a consulta.
Veamos ahora algunos de los síntomas que presentan en la
evaluación de su aprendizaje.
Síntomas de dificultades de aprendizaje

Variabilidad. Son niños que tienen amplias variaciones en sus respuestas, son los típicos niños de los que se dice “puede hacerlo porque ayer realizó perfectamente esa tarea,
cuando hoy es un desastre”.
Retraso psicomotor, que varía desde la simple
torpeza motriz hasta “ dispraxias “ importantes, es decir problemas en las nociones de su esquema corporal, del tiempo y del espacio. Dificultades que se agudizan cuando tiene que realizar algo con ritmo.
Trastorno del
lenguaje de tipo expresivo, con vocabulario limitado y dificultades a la hora de expresarse. Problemas en el área de lectura. Dislexia.
Dificultades en la grafía, en la escritura:
disgrafía y disortografía, porque existe una deficiente coordinación entre lo que ve y el movimiento manual, es decir, suelen presentar incordinacion visomotriz . Su escritura es torpe, con tachones, desordenada, su ortografía con múltiples faltas y confusiones...
Es evidente que, con todos estos trastornos, son niños que
también presentan problemas emocionales. No es raro que tengan un comportamiento social indiscreto, sin freno, y molesto. Este descontrol, casi constante, genera desconfianza e irritación en padres y maestros, así como rechazo de los hermanos y compañeros… lo que hace que pueda ser un niño aislado.
Veamos ahora las características personales que presenta y que pueden ayudarnos a
seguir clarificando este síndrome…
Síntomas personales

Emotividad muy variable, cambian frecuentemente de humor, pueden pasar de la risa al
llanto con cierta facilidad.. son explosivos, de rabietas constantes.
Acentuados sentimientos de frustración, baja
tolerancia ante los problemas. Insiste una y otra vez en que se realicen sus peticiones.
Problemas de
relación con los compañeros. Desadaptación social.
Problemas de ansiedad, agresividad, oposición, disconformidad…
Algunos de ellos presentan
enuresis ( pis nocturno).

Bien, una vez descritas las características que pueden presentar, aunque evidentemente no todos los niños tienen todas las alteraciones, se puede
comprender perfectamente que sean niños que suelen ser el punto central de las discusiones familiares, puesto que son niños que “desquician“ fácilmente y no siempre se sabe como tratarlos, por lo que se producen constantes enfrentamientos en la familia.
La falta de
atención que pone en tareas que requieren un esfuerzo suele interpretarse como pereza y además en ocasiones podemos encontrarnos con niños que tienen el trastorno, pero que son capaces de estar sin síntomas en una situación nueva, cuando existe mucho control, o ante actividades muy interesantes (como los videojuegos), lo que hace que sus padres piensen que el comportamiento anómalo es voluntario, “que para lo que le interesa sí que se fija” y esto complica aún más el problema. Estos padres no saben que existe una importante deficiencia del autocontrol, que tiene base neurobiológica, como ya hemos visto anteriormente.
Hay pues que armarse de paciencia y saber que el trastorno, que es acusadísimo en la primera parte de la infancia, suele ir mejorando con la edad, aunque existen aún alteraciones en la vida adulta, casi en una tercera parte de los casos.
Como ya hemos dicho, en la población
infantil aproximadamente cinco de cada cien niños presentan este trastorno, aunque desgraciadamente la mayoría no son diagnosticados, y por ello se les trata como niños torpes, maleducados, consentidos, o simplemente caracteriales. Se les clasifica como niños con problemas de conducta , cuando en realidad son niños que necesitan un tratamiento especial y, sobretodo y principalmente, un diagnóstico adecuado que arroje a padres y profesores una luz para que estos niños se sientan menos culpables de su falta de control…
¿Quiénes deben
realizar el diagnóstico y cómo tratarlo? En principio, el diagnóstico y el tratamiento deben ser multidisciplinar. El examen de un psicólogo, y de un psiquiatra o neurólogo es imprescindible, porque las áreas que estos profesionales abarcan son básicas para reeducar un síndrome de déficit de atención con hiperactividad.


Tratamientos


A) Farmacológico:
El
tratamiento pues, puede ser farmacológico, como hemos visto antes y de orientación psicológica, con la finalidad de conseguir una reducción de la hiperactividad y un tratamiento adecuado para modificar las conductas impulsivas e incrementar la atención. El tratamiento farmacológico que debe prescribir un neurólogo o psiquiatra y que se está utilizando para estos niños es el metilfenidato ( el famoso Rubifén o Ritalín), la dextroanfetamina ( Dexedrina ) y la pemolina magnésica como (Cylert) pero estos dos últimos no están disponible en España. Todos estos medicamentos facilitan la acción de la dopamina y de la noradrenalina ( los dos neurotransmisores implicados en el trastorno) y por ello actúan de inmediato.
Hablaremos pues del metilfenidato: Los efectos del Rubifén, son inmediatos y empiezan a notarse a los 30 o 60 minutos tras la ingesta y comienza a disminuir unas 3 a 6 horas después de haber tomado la pastilla. Quiere esto decir que se requiere la administración continuada del medicamento con las pautas que establezca su terapeuta. No es aconsejable medicar a un niño menor de seis años, aunque se han
tratado niños de tres años cuya sintomatología era muy grave y el beneficio de la terapia farmacológica era imprescindible.
Se ha hablado mucho de este tipo de
tratamiento y digamos que en España, y más concretamente en Asturias, siguen existiendo reticencias por parte de muchos profesionales para recetar los fármacos, que desde luego no son la panacea del tratamiento pero que nos facilitan la tarea cuando tenemos que seguir una reeducación y un tratamiento psicológico con estos niños.
Se insiste mucho en los efectos secundarios y la posible adicción a la medicación. Bien pasemos a
describir los que ocasiona el metilfenidato:

Insomnio,
cuando la dosis se da demasiado tarde.
Puede haber
pérdida de apetito.
En ocasiones puede
ocasionar dolores de cabeza.
Molestias gástricas.

Estos dos últimos más leves.
La
medicación se debe dar en pautas de dos o tres veces al día, dependiendo de la respuesta del niño a la medicación que deberán evaluar en un seguimiento semanal, los padres, profesores y el terapeuta. Normalmente el esquema de medicación es de 8 mañana, 11 de la mañana y antes de comer a las 14 o 15. Se establece la dosis óptima que se mantiene todos los días de colegio en el caso de que no presente problemas de conducta importantes en casa, y si no también deben darse los fines de semana, tratando de dar la medicación discontinua, cesando durante las vacaciones escolares. Por otra parte está demostrado que esta clase de medicamentos no crean adicción física siguiendo las orientaciones del médico, como sucede con otras muchos fármacos.
Cerca de un 20% de los niños pueden dejar la
medicación al cabo de un año, puesto que además se supone que se ha trabajado con ellos desde el plano psicológico.
B)
Tratamiento psicopedagógico
Tiene tres grandes frentes, que deben conocerse perfectamente para poder
trabajar sobre las diferentes áreas y conductas.
FAMILIA - PROFESOR - TERAPEUTA
Veamos las pautas que un niño con TDHA necesita en la familia.
Pautas FAMILIARES para un niño con TDHA
La
familia deberá :

Tener normas claras y bien definidas.
Dar órdenes cortas y de una en una.
Propiciar un
ambiente ordenado y muy organizado, sereno y sin gritos.
Reconocer el esfuerzo realizado por el niño. Aumentar su autoestima.
Evitar ser superprotectora y no dejarse
manipular por sus caprichos.
Cumplir siempre los castigos y las recompensas ante sus acciones.
Darle pequeñas responsabilidades.
Aceptarle tal y como es.
Saber que el
trabajo es mucho y que se necesita mucha constancia.
Fomentar sus puntos fuertes, sus facultades.
Pautas ESCOLARES para un niño con TDHA
El profesor deberá :
Ser un profesor que comprenda y asimile el trastorno del niño, que se
informe sobre él.
Sentarle en el lugar adecuado, lejos de estímulos,
enfrente de él, entre niños tranquilos.
Darle órdenes simples y breves. Establecer
contacto visual con el niño.
Darle encargos una vez que haya realizado el anterior, no dejar que deje las cosas a medio hacer.
No se le puede exigir todo a la vez, se debe desmenuzar la
conducta a modificar en pequeños pasos y reforzar cada uno de ellos: si comienza por acabar las tareas, se le felicita para conseguirlo, luego que lo intente con buena letra y se valorará, más tarde que el contenido sea también correcto. Pedirle todo a la vez, le desmotivará porque no puede realizarlo.
Alternar el
trabajo de pupitre con otras actividades que le permitan levantarse y moverse un poco.
Enseñarle y obligarle a
mantener el orden en su mesa.
Hacer concesiones especiales, darle más tiempo en los exámenes, indicarle
cuando se está equivocando por un descuido, o facilitarles un examen oral de vez en cuando para que descanse de la escritura, etc.
Darle ánimos continuamente, una
palmada en el hombro, una sonrisa ante cualquier esfuerzo que presenta, por pequeño que sea. Premiar las conductas positivas es imprescindible, haber atendido, levantar la mano en clase, intentar buena letra, o contestar sin equivocarse son conductas a reforzar en el niño hiperactivo, dicho refuerzo puede ser con privilegios de clase ( borrar la pizarra, repartir el material, hacer recados, lo que además le permite moverse que es lo que necesita), o bien dedicarle una atención especial, reconocimiento o halago público: comentarios positivos en alto, o en privado a otro profesor para que lo oiga el niño, notas para casa destacando aspectos positivos, una felicitación de la clase, un trabajo en el corcho, etc...
Evitar humillarle o contestarle en los mismos términos. Evitar insistir siempre sobre todo lo que hace mal.
Tener entrevistas frecuentes con los padres para
seguir su evolución.
Pautas TERAPEÚTICAS para un niño con TDHA
El
terapeuta deberá:
Orientar a los padres
acerca del trastorno que padece su hijo.
Darles pautas de
conducta y actuación con su hijo.
Reeducar las dificultades de aprendizaje asociadas ( dislexias, falta de memoria, discalculalias, disgrafías, etc)
Entrenarle en la
resolución de problemas..
Entrenarle en habilidades sociales
puesto que suele presentar problemas con los demás.
Entrenarle en técnicas de relajación...

Finalizando podemos decir que Las familias que suelen estar desorientadas al principio, deben
observar sin alarmismos innecesarios el comportamiento de su hijo, si les preocupa realmente, y realizar un diagnóstico precoz que facilitará el tratamiento posterior. Para ello, existe una asociación de reciente creación que puede orientar y poner en contacto a las distintas familias que de esta forma se sienten más comprendidas y escuchadas y desde luego, menos solas...


Por Isabel Menéndez Benavente
Psicóloga por la
Universidad Autónoma de Madrid





“Análisis”


Podemos entender a través de este articulo, que la hiperactividad de un niño es normal en cierta etapa de su crecimiento o rango de edad, no obstante es preciso remarcar que si bien es muy habitual que se de este comportamiento, el porcentaje de que lo sigan teniendo pasada esta etapa es muy bajo ya que las cifras se reducen solo entre un 3 a un 8%.

Dentro de este déficit de atención con hiperactividad podemos encontrar varios factores asociados a este trastorno como lo son: la alteración, las rabietas, los miedos, depresiones, baja autoestima etc. Que provocan en el educando la desmotivación y dificultades en su aprendizaje lo que inducen a dejar sus estudios cuando son mayores e incluso presentándose esta patología en edades adultas.

Los agentes que se han investigados para entender que causa este tipo de problemas en los niños son dos: Biológicos y Genéticos, este último presentándose inclusive en la etapa prenatal, peri natal y postnatal de la madre, pero sin duda lo que influye en gran medida y contribuye a este tipo de problema es el entorno en el cual son criados. La frecuencia en que se da este trastorno entre hermanos en muy abismante llegando a superar el 40% de los casos siendo también un síntoma hereditario.

Para que un doctor pueda concluir en su diagnostico que el niño padece de este síntoma se tiene que dar un patrón que nos indique que estamos ante un niño con déficit de atención con hiperactividad y no ante alguien que solamente es inquieto. Dentro de este patrón deben darse como mínimo 6 señales que nos alerten de que algo anda mal, algunas de ellas son: el que a menudo no preste atención alguna a detalles, el no escuchar cuando se le habla, el ser olvidadizos Etc.

También podemos encontrar que hay niños que ante ciertas situaciones logren controlar su dificultad y es por eso que los padres llegan a pensar que este comportamiento es voluntario, esto hace que lamentablemente en la mayoría de los casos no lleguen a ser diagnosticados a tiempo, por otra parte los que si llegan a ser examinados su tratamiento puede ser a base de fármacos o bajo tratamiento psicopedagógico

En general estos niños solo necesitan que seamos conscientes de sus dificultades, de sus limitaciones, que sepamos, ya que el déficit de atención con hiperactividad es una entidad propia, con la sintomatología que acabamos de describir y, sobre la que aún, se están publicando continuos estudios, puesto que aún queda mucho por descubrir acerca de sus bases biológicas, la influencia del entorno y las posibilidades terapéuticas, pero en lo personal creo que lo fundamental es que se r
econozca el síndrome como tal.
Autoevaluación
Rubricas/puntos
Presento un texto que trata los temas desde una perspectiva educativa y es de mucho interés. (esto por que todos mis compañeros y compañeras están invitados a leer mis textos y comentarios)
5
Presento un texto que tiene una extensión mínima de al menos el equivalente en Word a 3 hojas de oficio. (el máximo no está regulado)
5
La presentación la he realizado de tal manera que sea de fácil lectura (respecto al color, tamaño y diseño de la letra) y se puede distinguir con claridad, en la presentación, el texto de mi análisis.
4
Le he incorporado al texto algunos gráficos o dibujos o fotografías alusivas al tema tratado, pues considero que esto invita a una lectura más amena y denota más interés por parte del o la autora del blog (y he incorporado mi propia fotografía).
5
Inicio mi análisis planteando como yo entiendo lo desarrollado por el autor (parafraseo)
4
Durante el análisis planteo con claridad mis planteamientos, críticas, puntos concordantes o discordantes con el autor/a.
4
Durante el análisis utilizo frecuentemente el recurso “citas de otros autores” para reforzar lo que he planteado yo, o algún punto que considero importante tratado por el autor del texto.
5
Las citas que utilizo son de diversas fuentes, tales como, otros autores buscados por mi, autores o ideas tratadas en clases, citas de presentaciones o disertaciones de mis compañeros, citas de artículos anteriores, etc.
4
Realizo en mi análisis aplicaciones o referencias a nuestra realidad educativa si es un texto extranjero, o a realidades educativas que yo he vivenciado para explicar con un sentido contextual el texto presentado.
5
En el último punto del análisis presento una síntesis de lo que he querido expresar, a modo de conclusión.
4

Mi suma total de puntos, según la suma parcial anterior, es de 45 puntos.

La nota de mi autoevaluación es: 6.3

lunes, 5 de mayo de 2008

Articulo nº 1


La motivacion en la acción




Motivar ¿Para qué? Antes de plantearse este asunto hay que saber para que queremos motivar a nuestro alumno. No será lo mismo motivarle para que sea el mas fuerte de la clase que motivarle para que sea el más “simpático”, para que sea el número uno.

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, motivar es dar causa o motivo para alguna cosa.
Esta idea es fundamental y es lo primero que conviene que aclaremos, en función de ello el tipo de educación será de una u otra manera.
Conviene precisar que la educación engloba tanto la dimensión física como la intelectiva y la espiritual de la persona, por ello no son excluyentes. Al fin y al cabo los hombres somos una unidad. No obstante no parece que estén al mismo nivel para ser felices la dimensión biológica que la espiritual (con un buen cocido puedo estar satisfecho pero no feliz, ayudando a un amigo que lo necesita conozco la felicidad).
Normalmente en el actuar humano, el primer impulso que nos mueve a hacer algo es “me apetece/no me apetece”, “me produce placer o dolor”. Esto ni es bueno ni es malo, sencillamente es así. El actuar humano se diferencia del animal en que una vez se tiene esa sensación se decide en función de si es bueno o malo para la persona, ese es un acto humano propiamente dicho.
En este escrito vamos a referirnos a la motivación para hacer el bien, estaremos de acuerdo en que será la mejor manera de ayudar a nuestros alumnos a ser más felices.
Motivar para hacer el bien es sinónimo de dar razones para vivir y aunque parezca que esto queda muy lejos para niños, no es así. No hace falta esperar a tener 50 años y una depresión de caballo para dar razones para vivir.
Nuestros alumnos necesitan vivir en un ambiente de optimismo y esperanza, por ello la educación que les demos debe reunir esas características. Esto se consigue con el ejemplo y la forma de vida, no solo con charlas. Cómo afrontemos los posibles problemas que se plantean en la vida marcará como los afronten ellos.
Debemos empezar desde muy pequeños fomentando una imagen propia positiva. Los niños no se conocen a sí mismos. La imagen que tienen de si mismos es la que los mayores les transmitimos. Un niño al que se le repita que es mentiroso, desordenado, etc. terminará creyendo que “es“mentiroso y por tanto continuará mintiendo porque de esa manera cumple su papel. A quién miente habrá que decirle que ha mentido y que eso no es bueno.


La imagen positiva va muy unida a la motivación. Cuanto más nos queramos mas seremos capaces de hacer. Es una secuencia de comportamiento, si haces algo bien y te lo reconocen y animan tendrás ganas de repetirlo, si lo haces mal y te apoyan y ayudan a hacerlo bien tendrás ganas de repetirlo, y todos podemos hacer bien alguna cosa. Unida a la motivación está la exigencia. Es imposible motivar si no se exige, los formadores debemos exigir amorosamente. Los niños de estas edades necesitan tener una seguridad y saber hasta donde se puede llegar.
Para que la exigencia sea efectiva deberá ser un estilo las 24 horas del día pero dosificada a la hora de ponerlo en práctica. Debemos ser exigentes en pocas cosas, en aquellas que consideremos más importantes, y en esas no ceder. Otras serán negociables.
La exigencia va unida a la autoridad. Los formadores debemos ejercer la autoridad, nuestros alumnos tienen derecho a que así sea. Pero no una autoridad déspota sino basada en el prestigio personal de quién la ejerce y ejercida como un servicio al niño.
¿En que debemos exigir? Básicamente en los hábitos que conducen a las virtudes. En cuestiones de orden, de sinceridad, de obediencia, de laboriosidad. Exigir en estos hábitos hará que de mayores vivan más fácilmente las virtudes, y por tanto, les resulte más fácil ser felices.
También es importante educar para el fracaso porque antes o después tendrán alguno, de la misma manera que es importante educar para el dolor, lo queramos o no existe.
¿Qué tipos de motivación existen?
Depende de que dimensión de la persona se trate.
La mas primaria y básica es “me apetece/no me apetece”. Este tipo de motivación es primaria porque en ella no intervienen las dimensiones “nobles” del hombre, hacer las cosas porque apetece no lleva a la felicidad sino más bien por una cuesta a la “animalización” del hombre y a la frustración, no contempla el bien integral sino solo el aspecto biológico.
Otro tipo de motivación es el “ego”, que me alaben, que me aplaudan. Ser el número uno, llevar las mejores marcas encima, etc... Este tipo de motivación es positiva si se sabe dosificar ya que el ser considerado aumenta la autoestima. No es malo por tanto alabar a nuestros hijos cuando hacen algo bien, por el contrario es positivo siempre y cuando no les haga caer en la vanagloria y el desprecio a los demás.
Motivar por los demás, por amor. Es un tipo de motivación que es muy efectiva en estas edades. Ayudarles a obedecer por amor a mamá, a papá, a ser generosos con los hermanos por amor, que experimenten la felicidad que se vive al ayudar a otros. Esta es una edad estupenda para que conozcan y sensibilicen ante las personas que pasan necesidad, sin obsesionarles pero que comiencen a abrir los ojos al mundo que les rodea.


Motivar por Dios. Sus actuaciones pueden estar movidas por amor a nuestro Padre del Cielo, que nos quiere con locura y quiere que le ayudemos en la tierra, habrá que enseñarles a vivir esto y por lógica lo deberemos vivir los padres.
Lo que vale la pena, cuesta. Esta frase puede resultarles de ayuda. Explicarles que tras el esfuerzo llega la alegría del deber cumplido. Ya tienen que trabajar en serio y muchas veces no les apetece, se distraen, etc. Se pueden aprovechar los deberes que les mandan para casa para ir ayudándoles a ser laboriosos, limpios en el trabajo. Darles razones para que esto sea sí es motivarles, ayudarles y alabarles, decirles lo que esperamos de ellos es motivarles, corregirles con cariño es motivarles.
Los premios y castigos son un medio para educar, se deben utilizar poco y de una manera gradual. Siempre es mas efectivo utilizar más la alabanza que el reproche y ensalzar el bien más que odiar el mal, y sobre todo el ejemplo.
Los medios para educar se pueden dividir en:
Directos: 1Ejemplo
2Doctrina Indirectos: 3 Verbales (que bien lo has hecho, estoy orgulloso)
Premios 4 materiales (merienda especial, cromos, etc.)
5 Verbales (no me lo esperaba de ti,)
Castigos 6 materiales (privar de jugar con algo, no jugar con él)
7 físicos (muy cuestionables, humilla, nunca como desahogo)
A la hora de motivar, de premiar o castigar, conviene tener claro que el premio o castigo debe ser del nivel de la acción. No se da dinero por dar un beso a la tía abuela que “pincha”, no se premia materialmente por ayudar en casa , sí se puede hacer por algo extraordinario (Vg. lavar el coche).
Como resumen, pienso que hay que inculcar a los niños que el premio lo conlleva el bien realizado, la satisfacción del deber cumplido, de la ayuda prestada. Debemos evitar la tentación de hacer el bien por el resultado material.
Evitemos estar detrás del niño continuamente, ayudémosles a encontrar los motivos para actuar, que quieran ser y hacer libremente que forjen su propia vida poco a poco y no porque papá o mamá están detrás, que sean autónomos y puedan equivocarse.
No olvidemos que se educa día a día, que es una tarea ardua, que las personas no maduran rápidamente. Pero no perdamos de vista que todavía estamos a tiempo de prepararles para afrontar la pubertad y la adolescencia.


Autor: Aníbal Fuente / Educación y familia




Análisis


La idea fundamental que se tiene como motivación es el de dar causa a una acción determinada, para ello tenemos que tener en cuenta que es lo que queremos expresar a través de esta motivación al niño, si bien esta se divide en dos partes (Biológica y espiritual) es esta última la que parece importar, ya que el fin último para cada persona es encontrar la felicidad y tal como menciona el autor en el texto, las cosas que van más arraigadas a lo material entregan una felicidad más superficial a comparación de la espiritual.


Todo ser humano nace con impulsos a hacer determinada cosa pero no es cuando la motivación entra en juego que podemos distinguir de lo que esta bien de lo que esta mal, y para esto es sumamente importante que tanto padres, familiares y educadores entreguen al niño una motivación acorde con las acciones que el realiza, ya que a la vez se estarán dando pautas y razones para afrontar la vida, todo esto en un contexto de optimismo y esperanza.


Dentro de la motivación encontramos factores que influyen en esta misma, es el caso de la imagen positiva que el educador tendrá que proyectar así como la exigencia, la autoridad y el incentivo sin dejar de lado la autonomía de cada niño. Es así como la exigencia y la autoridad se refieren a que el educador debe ser un ejemplo para sus pupilos, este les debe transmitir una atmósfera de confianza, seguridad y respeto para que estos efectivamente los vean como una autoridad, la cual debe estar dispuesta a ayudarlos cuando sea necesario. Para entender básicamente de lo que trata la autonomía nos vamos a referir al autor José Luís Castillejos, en su libro “Las nuevas perspectivas de la educación” en el capitulo 3 “Principios de la educación” donde en el punto 3.3 nos habla del principio de la autonomía:
“El termino de autonomía hace referencia estricta a la capacidad del hombre de autogobernarse, de ser dueño de uno mismo en el sentido de determinar sus propias acciones. En el hombre, la expresión de la libertad es la autonomía. Se es autónomo en la medida en que se es libre, es decir, se hace uso de la libertad.”


Como fin de la motivación nos encontramos con la gratificación por un resultado logrado o no logrado, es decir, el educador deberá premiar o sancionar al educando siempre evitando que este premio haya sido por un interés material, como se refiere el autor de este artículo:
“A la hora de motivar, de premiar o castigar, conviene tener claro que el premio o castigo debe ser del nivel de la acción.”


Como conclusión podemos decir que lo escrito por el autor Don Aníbal Fuentes, nos revela la vital importancia de la motivación como intervención en los niños y niñas a temprana edad, ya que tienen en forma congénita un impulso hacia el cambio y el progreso, tomando esto en cuenta podemos decir que el papel fundamental del educador es alimentar esta tendencia natural y evitar que se desperdicie.
Autoevaluación
Rubricas/puntos
Presento un texto que trata los temas desde una perspectiva educativa y es de mucho interés. (esto por que todos mis compañeros y compañeras están invitados a leer mis textos y comentarios)
5
Presento un texto que tiene una extensión mínima de al menos el equivalente en Word a 3 hojas de oficio. (el máximo no está regulado)
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La presentación la he realizado de tal manera que sea de fácil lectura (respecto al color, tamaño y diseño de la letra) y se puede distinguir con claridad, en la presentación, el texto de mi análisis.
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Le he incorporado al texto algunos gráficos o dibujos o fotografías alusivas al tema tratado, pues considero que esto invita a una lectura más amena y denota más interés por parte del o la autora del blog (y he incorporado mi propia fotografía)
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Inicio mi análisis planteando como yo entiendo lo desarrollado por el autor (parafraseo)
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Durante el análisis planteo con claridad mis planteamientos, críticas, puntos concordantes o discordantes con el autor/a.
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Durante el análisis utilizo frecuentemente el recurso “citas de otros autores” para reforzar lo que he planteado yo, o algún punto que considero importante tratado por el autor del texto.
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Las citas que utilizo son de diversas fuentes, tales como, otros autores buscados por mi, autores o ideas tratadas en clases, citas de presentaciones o disertaciones de mis compañeros, citas de artículos anteriores, etc.

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Realizo en mi análisis aplicaciones o referencias a nuestra realidad educativa si es un texto extranjero, o a realidades educativas que yo he vivenciado para explicar con un sentido contextual el texto presentado.
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En el último punto del análisis presento una síntesis de lo que he querido expresar, a modo de conclusión.
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Mi suma total de puntos, según la suma parcial anterior, es de 42 puntos.

La nota de mi autoevaluación es: 5.9